A nivel mundial el concepto de patrimonio común ya se ha aplicado en territorios como los lechos marinos, los cuerpos celestes; a nivel internacional, en territorios como el Mar Mediterráneo y el patrimonio arqueológico europeo.
El reconocimiento de un patrimonio común nace gracias a los principios de:
- Equidad intergeneracional (al reconocer la necesidad de protección del sistema para beneficio también de las generaciones futuras)
- Progresividad y sustentabilidad (al instaurar planes de protección, recomposición o regulación de usos
- Cooperación (la mayoría de los ecosistemas que pudieran ser así declarados podrían ser compartidos por más de una jurisdicción
En Argentina ha habido últimamente claros movimientos de protección y apropiación positiva del medio ambiente por las comunidades y existe gran variedad de ecosistemas ricos en diversidad biológica que se perfilan como posibles patrimonios bajo tutela especial, entre ellos el acuífero guaraní, los bosques nativos, los humedales compartidos, y áreas rurales protegidas. Estos ecosistemas en su mayoría compartidos por diferentes jurisdicciones, demandan una urgente protección especial para evitar los conflictos sociales que amenazan con ser cada vez más fuertes y numerosos.
Pero para defender esos patrimonios las sociedades tienen que establecer legislaciones adecuadas que los hagan respetar. Generalmente las legislaciones no van a la vanguardia de los procesos socioculturales, más bien surgen como consecuencia de las revalorizaciones del patrimonio común que la sociedad realiza, contar con una legislación agiornada a las nuevas pautas lleva su tiempo y requiere del compromiso de todos.
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